sábado, 3 de mayo de 2008

9. Error Sistemático

La limitación de los elementos físicos disponibles para realizar un sistema de medida hacen
que las señales de salida discrepen de las que se obtendrían con un sistema ideal. Estas
discrepancias se denominan errores y, dado que algunas de ellas son inevitables, el objetivo es
reducirlas de modo que a partir de la salida se pueda determinar el valor de la entrada con una
incertidumbre aceptable. El número de cifras con que se exprese un resultado debe concordar
con la incertidumbre que tenga asociada.
Los errores de un sistema se determinan a partir de su calibración, que consiste en aplicarle
entradas conocidas y comparar su salida con la obtenida con un sistema de medida de
referencia, más exacto.
Las medidas nunca permiten obtener el “verdadero valor” de la magnitud que se mide. Esto es
debido a multitud de razones. Las más evidentes son las imperfecciones, inevitables en un
cierto grado, de los aparatos y de nuestros sentidos. El “verdadero valor” de una magnitud no
es accesible en la realidad y por ello resulta más propio hablar de estimaciones, medidas o
aproximaciones del valor de una magnitud. Independientemente de estas consideraciones, en
el ámbito de la Instrumentación se sabe que no tiene sentido hablar del valor de una magnitud,
sino sólo de la probabilidad de obtener uno u otro valor en una determinada medida de esta
magnitud. Esto no es el resultado de las imperfecciones de los aparatos, sino de la propia
esencia de la naturaleza. Este carácter probabilístico de las magnitudes se hace patente a nivel
microscópico.
La consecuencia de las consideraciones anteriores, es que toda medida es incierta o está
dotada de un cierto grado de incertidumbre. Es esencial estimar ésta incertidumbre, primero
porque el conocimiento de la incertidumbre aumenta la información que proporciona la
medida, y segundo, porque este conocimiento permite manejar las medidas con la prudencia
que dicta el conocimiento de la confianza que nos merecen.
Cuando se exprese el resultado de una medida es pues necesario especificar tres elementos:
número, unidad e incertidumbre. La ausencia de alguna de ellas elimina o limita la
información que proporciona.
Según su naturaleza los errores pueden ser sistemáticos o aleatorios.

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